Sixty Six se refiere al año 1966, cuando el 30 de julio Inglaterra derrotó a Alemania en el torneo por la Copa Mundial de Balompié. Fue también el día en que Bernie Reubens celebraría en Londres su Bar Mitzvah, El ritual marca la llegada de sus 13 años y de su mayoría de edad religiosa. Para él, como es natural, representa un gran acontecimiento, pero el reinante delirio futbolístico amenaza con aguarle la fiesta.
Al negocio de la familia no le va bien y mamá tuvo que reducir el número de invitados a sólo familiares e íntimos, pero aún así existe el peligro de múltiples cancelaciones. Es inevitable que la mayoría prefiera ir al atestado estadio o quedarse en casa a escuchar la trasmisión del histórico partido.
Bernie elevó plegarias porque Inglaterra fallara por el camino y no ascendiera en el escalafón hasta la confrontación final con los alemanes, pero el Cielo no lo oyó, porque el resto de la nación oraba por lo contrario. El renuente Reubens es el único que ve con malos ojos ese triunfo que opacará su cumpleaños y disminuirá considerablemente la pirámide de regalitos que aguardaba con afán.
El filme de Paul Weiland es muy sencillo y directo en su examen de la comunidad hebrea en el barrio de North London. Gregg Sulkin es el atribulado Bernie, Eddie Marsan es el padre con quien nunca estrechó lazos (una brillante secuencia los lleva a empinar papalotes, con hilarante huida ante un agresivo perro encaramado en el parabrisas del auto). La madre es Helena Bonham Carter en un rol inusual: su desencanto ante las llamadas de quienes dan mentidas excusas para no acudir al Bar Mitzvah es de una angustia telefónica estilo de Amanda Wingfield en Glass Menagerie.
Al negocio de la familia no le va bien y mamá tuvo que reducir el número de invitados a sólo familiares e íntimos, pero aún así existe el peligro de múltiples cancelaciones. Es inevitable que la mayoría prefiera ir al atestado estadio o quedarse en casa a escuchar la trasmisión del histórico partido.
Bernie elevó plegarias porque Inglaterra fallara por el camino y no ascendiera en el escalafón hasta la confrontación final con los alemanes, pero el Cielo no lo oyó, porque el resto de la nación oraba por lo contrario. El renuente Reubens es el único que ve con malos ojos ese triunfo que opacará su cumpleaños y disminuirá considerablemente la pirámide de regalitos que aguardaba con afán.
El filme de Paul Weiland es muy sencillo y directo en su examen de la comunidad hebrea en el barrio de North London. Gregg Sulkin es el atribulado Bernie, Eddie Marsan es el padre con quien nunca estrechó lazos (una brillante secuencia los lleva a empinar papalotes, con hilarante huida ante un agresivo perro encaramado en el parabrisas del auto). La madre es Helena Bonham Carter en un rol inusual: su desencanto ante las llamadas de quienes dan mentidas excusas para no acudir al Bar Mitzvah es de una angustia telefónica estilo de Amanda Wingfield en Glass Menagerie.
1 comentarios:
Esta peli parece ser buenísima.. la descubri hace muy poco y tengo muchas ganas de verla.
Vi tu comentario en mi blog... sí, me gustaría participar en el blog de timburtonianos...
te dejo mi msn para que hablemos mejor dale?
celeste_lera@hotmail.com
besos!
Celes
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